jueves, 17 de noviembre de 2016

EXPLORANDO LA CIUDAD

RINCONES EN LOS RINCONES


En la ciudad el tiempo es más veloz, todos se mueven en todas direcciones mezclándose entre el flujo de cotidianeidades y la realidad de nuestro conjunto de diversidades, lo que sucede entre nosotros, (todos) ,siempre supera la ficción. Hay una cantidad de personas viviendo tan cerca unas de otras que siempre al salir de casa nuestros caminos se cruzarán con otros a quienes también estaremos orbitando en su día.

La estética que encuentras en los espacios de la ciudad son una mezcla de la belleza y rareza que representa a un cachito de un universo diverso que crece y crece. Por ejemplo la costumbre en los negocios que no pertenecen a franquicias, como las “tienditas”, restaurantes taquerías, estéticas y ferreterías de poner entre comillas el nombre de su local, ABARROTES “DON LEO”. Se vuelve un convenio social.

Las lonas de propaganda a partidos políticos colgadas de enredados postes y oscurecidas por la lluvia y el tiempo, ciertas intervenciones públicas en la calle que si se analiza la información que pretenden mostrar, la muestran en las calles porque es nuestro punto de encuentro. Transitar esos espacios nos hacen parte de ese flujo que se comunica a través de los lugares que compartimos.

En cuatro cuadras ya podía visualizar que todas las personas que viven y se mueven por los mismos rumbos pertenecen cada una a una forma de vida completamente ajena a la mía, vivimos entre extraños! Es la ciudad una exótica selva.

Al mismo tiempo las fachadas representan un escudo de privacidad y las rejas la curiosidad y el  misterio. Recorrerlas a un costado es un caminito en el que experimentas toda clase de olores, cruce de conversaciones, música, siempre se escucha una estática del ruido que encapsula la cuidad. 

Me salí a caminar por un barrio al que nunca había ido, eran los rumbos de desconocidos y me disperse entre ellos, fotografié todas las escenas o elementos que llamaron a mi  vista, espacios escondidos y un poco olvidados por las tardes en que por un rato mientras se apaga la luz del día, la iluminación de la tarde hace parecer que es el momento más tranquilo del día. Los edificios viejos pero de mezcolanza arquitectónica, autos arrumbados, sus banquetas y estacionamientos son parte de sus fachadas.

La ciudad es un monstruo de miles de cabezas que ruge pero se mantiene tranquila, se mueve y acomoda,  chisporrotea pero no se quema, se le descubre y se le huye.

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