sábado, 5 de noviembre de 2016

LA FOTOGRAFÍA CORROMPIDA

LA FOTOGRAFÍA CORROMPIDA



"We have faith in the photograph not only because it works on a physically descriptive level, but in a broader sense because it confirms our sense of omnipresence as well as the validity of the material world."



La velocidad a la que cambian los medios digitales y tecnológicos es consecuencia de la misma sociedad que la empuja a satisfacer nuestras necesidades , comodidades y expectativas  de ver y sobrepasar la vida. Es interesante ver como a la fotografía a partir del fenómeno que es, la manera en que decidimos usarla y qué clase de deseos buscamos cumplir a través de ella.

Sigue siendo un medio de poder muy eficiente. Los fotógrafos, al igual que los artistas en el renacimiento y barroco dependen de un mecenas. Sólo que ahora el mecenazgo que sustenta a los fotógrafos recae en los mas grandes medios en los que se mueve la fotografía en el siglo XXI, periódicos, periodismo y publicidad, mercado de consumo e Internet.

El fotógrafo periodista gana y pierde al trabajar de manera dependiente de un “mecenas”, tiene pase de acceso mas no libertad de proponer su visión, se mueve en un juego y flujo de información en el que su fotografía virgen, (refiriéndome a el archivo original antes de ser modificado y retocado) , sólo es el primer paso del proceso por el que pasará la imagen. Pero el compromiso de cumplir con la visión de una encomienda vuelve muda la voz del fotógrafo. Inclusive antes, con la fotografía análoga se buscaba que el negativo fuera lo mas exacto y limpio para hacer la menor de modificaciones a la imagen, ahora es todo lo contrario, la magia viene en la postproducción y el make up de la fotografía original a la transformada.

A pesar de la fotografía modificada, seguimos confiando ciegamente, aunque sea un porcentaje mínimo, en la fotografía. Nos sigue enganchando, y atrapando gracias a la limpieza y pureza de sus modificaciones, nos dicen “ confía en nosotros, somos profesionales”.
Cuando no tenemos la oportunidad de viajar y vivir la experiencia de moverse entre otra cultura,  verlo con nuestros propios ojos, se confía en que la impresión que se nos permite ver de otros lados del mundo es verdadera. Se construye un prejuicio de los “otros”. Y es esta ingenuidad la que vuelve vulnerables la intención de la fotografía y el uso que le hemos dado para bien o para mal.

El poder y alcance que tiene hoy en día una fotografía es masiva. Y en el camino que recorre, pasa de mano en mano, sumémosle que cada una modificará al menos una parte de la información que la rodea.

Una fotografía de Bush repartiendo un pavo entre los soldados americanos en la guerra de Vietnam, muestra la pose del presidente de los estados unidos supuestamente apoyando y colaborando con ellos, mostrando una fachada falsa de empatía con los soldados. Y censuran las imágenes violentas y bélicas de la realidad de estos soldados. Las únicas fotos que realmente muestran lo que sucede son tomadas con celulares por los soldados, tanto vietnamitas como americanos y son movidas entre ellos.

El periodismo debería de ser político, porque la fotografía se vuelve un medio de manipulación de la información, que anula las opiniones verdaderas de las personas y guía la visión a una absoluta verdad que realmente fue montada tras un sketch como son las campañas políticas.

La comparación de fotos de sucesos parecidos, tratando de comunicar que no somos los únicos que vivimos ciertas situaciones por ejemplo de catástrofes y mostrar cierta empatía eliminando precisamente la fricción de las opiniones políticas, criticándolas. En Pixel Press , una plataforma en internet expone dos imágenes; La vulnerabilidad de una fotografía es también uno de sus mas altos valores que es su apertura a interpretaciones distintas a partir de distintas maneras de mirar. Cuando una fotografía es lanzada y difundida su acompañante es un texto que contextualiza a la imagen pero esa imagen puede ser aislada y utilizada con nueva información diferente a la original, a demás que se confía ciegamente en que la original sea verídica. Fred Ritchin menciona un proyecto donde se propone que la imagen contenga en el archivo para red la información didáctica utilizando las cuatro esquinas de la fotografía en donde se haga “click” y se expongan los datos de derechos de autor, contexto de la imagen y dos imágenes más de antes y después de la principal para evitar lo más posible la deformación de la información.

Para evitar ambigüedades como lo es en el caso de una fotografía de un general de Vietnam apuntando con un arma a la cien de un hombre a punto de matarlo. Sin ambas imágenes de antes y después del suceso en un tiempo inmediato en las que se complementa la información y la narración pensaríamos que ese hombre es ejecutado, cuando las otras dos imágenes muestran lo contrario.

       


Una fotografía colocada a lado de otra provoca una interacción entre ambas, este vínculo surge, muestra, supone mucha más información y maneras de leer la imagen como se ha hecho con imágenes de antes y después. Es un juego con el tiempo que la preservación de un momento permite. Pueden ser tiempos de periodos largos; años, meses. O pueden ser periodos de tiempos de minutos o segundos. Esto cambia por completo el dialogo de la imagen sola y permite una amplia gama de posibilidades en las que se puede jugar con la información simplemente con un juego y manipulación de la secuencia en el tiempo.


Fred Ritchin nos muestra que hoy en día la fotografía es un arma de violencia y herramienta para mentir, simular otra realidad, crear fachadas, e incitarte en el caso de la mercadotecnia a pertenecer a un mundo al que se entra a partir de pertenecerle a un producto o encajar en un modelo u estatus. Cuestiona a las fotografías ganadoras de grandes premios como World Press Photo que muestran la violencia y el terror de la guerra y el caos del mundo como palanca para causar impacto, pero sólo muestran, avientan la información sin cuidado y pocas proponen una retroalimentación de pensamiento con la intención de buscar la paz.

Si estos fotógrafos no aprovechan la oportunidad de ser expuestos y no censurados por los medios como es el caso del fotoperiodismo, nos quedamos únicamente con una fotografía impactante y descartamos muchos espacios de los que se puede aprovechar. Un ejemplo es un proyecto en Irak que consistía en darle cámaras desechables a niños para que por un día fotografiaran su entorno y su cotidianeidad, a parte de que muchas son excelentes fotografías se comparte una visión poco frecuentada que nos permite comprender su cultura y sustentada por una fuerte crítica a la impuesta visión que tenemos de estos países en los que lo primero que resalta al mencionarlos está, nuevamente, relacionado con la guerra.



El exceso de fotografías son el reflejo del disparo acelerado de este siglo que apenas comienza con su veloz evolución de tecnología, ahora de fácil acceso a todo el mundo que quiere decir algo y que sigue fascinado por la cámara fotográfica. El contenido de ellas es el resultado y registro de lo que se está gestando en todos lados. Sus valores fantásticos siguen siendo los mismos, el capturar, registrar y escupir información simbólica. Su utilidad seguirá modificándose a nuestras necesidades. La cantidad de información en imágenes que encuentras en internet de el mismo objeto o el mismo tema, categoría… es una contaminación de información pero también detrás de cada una de ellas se esconde un origen, un individuo y un motivo. Y todo esto es la imitación virtual de nuestro mundo, de nuestras creaciones y destrucciones, el relato de nuestra historia un poco chueca. Una solución para hacer contrapeso y encontrar equilibro en este ruido de información que se ha vuelto monstruoso es no perdiendo la mirada bella detrás de la cámara, y no perdiendo su valor estético como reflejo de la realidad que escogemos vivir, mostrar y transmitir. Como lo es la fotografía en el arte.

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